
A veces, cuando en un ensayo de teatro, las líneas tocan algo de ti que no quieres ver, te bloqueas, y es como tener al personaje tocando una pared, solo que no sabes donde está aquella pared, sólo escuchas el sonido detrás de ti y te da miedo voltear a resolver el dilema de abandonar aquel muro que te protege y soltar tus defensas, porque ahora sabes que hay algo detrás que en algún momento tendrás que resolver y que tendrás que manejarlo para que no te desestabilice pues el personaje lo tocará cada vez que intentes ensayar aquella línea.
Así sucede también en la vida real. Siempre llegamos a un punto en que una persona toca una puerta en nosotros, y al abrirla se encuentra con un muro y es horrible para ti ver como esa persona encuentra ese muro y se pone a tocarlo porque quiere llegar a ti y es tanta la presión de esa persona que a veces no aguantas y la alejas de ti o te alejas de ella, porque sabes que mientras la tengas cerca, estará tocando tu muro para encontrarte, y en realidad no se trata tanto de que esta persona te encuentre, se trata más bien de que tú te encuentres y tumbes ese muro que te separa de aquello que te da miedo ver en ti.
Mas si sucede es porque estás listo para enfrentarlo. Confía.
Y si sientes que necesitas una guía solo búscala en el silencio. Algunos lo buscan a través de la oración. Orar no es recitar los versos de algún libro sagrado. Orar es conectarte con tu interior, sea cual sea el camino hacia ello.
Confía, aprender a confiar es parte del proceso.
16-02-10
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