martes, 21 de junio de 2011

Un mensaje de esperanza



Semanas atrás asistí a una sesión de sanación con instrumentos ancestrales bajo la guía del maestro Tito La Rosa. Aquella noche, en medio de la oscuridad iluminada por la luz de las velas, una mujer se me acercó con el sonido de una mamaquena y mientras tocaba sentí adentro un canto interior que nos acompañaba.

Minutos más tarde, en medio de la oscuridad de aquella casa de madera donde apenas se veían siluetas, la chica entonó uno de los cantos más hermosos que haya escuchado en toda mi vida. Sentí mucha paz.

Días después ella me confesó que aquella noche casi no asiste, se sentía mal y no sabía que haría en ese estado, sin embargo decidió participar de la ceremonia y al cantar conectó con algo que transformó su dolor en la más bella energía.

A veces no sabemos que palabras emplear para calmar a alguien y sin embargo hay cantos que curan...

No importa cómo te sientas, hasta el dolor más fuerte puede transformarse en un amor más grande que todas las fuerzas de este mundo.

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